La forma de enseñar historia ha sido aprendida por nuestros profesores como a ellos se la impartieron. Algunos continuamos con esa enseñanza, tal vez tradicional, pero en estos tiempos, de cambio, de competencia, de globalización, no es suficiente este forma de enseñanza.
Es momento de modificar nuestra forma de impartir las clases en nuestras aulas, creando situaciones de aprendizaje atractivas y significativas para los alumnos. De ahí que los profesores estemos preparados y actualizados para satisfacer las demandas de las sociedades actuales.
Durante este curso hemos aprendido la importancia de la historia y la forma en que podemos cambiar los métodos de enseñanza, como por ejemplo el uso de la historia oral y documental como herramientas para las actividades programadas.
Ambas herramientas, historia oral y documental son herramientas utilies en nuestras aulas, aunque debemos conocer sus diferencias para poderlas aplicar.
Con la historia oral podemos rescatar actos, acontecimientos y recopilar sucesos históricos olvidados, genera la curiosidad, interés y la reflexión de los conocimientos históricos, el alumno se apropia del conocimiento que está construyendo, logran identificarse en el pasado, ya que abandona la actitud pasiva, por que participa construyendo su conocimiento histórico.
Sin en cambio, la historia documental convencional nos permite reconstruir, comprender e interpretar el pasado, registra los acontecimientos importantes de la humanidad, permite la confrontación de una fuente a otra y permite conocer el pasado para mejorar el presente y el futuro. Ambas son necesarias para enriquecer una clase o un proyecto a realizar.
La historia oral la podríamos utilizar como cierre en cada bloque, lección o como un proyecto por equipos para terminar un tema o etapa, utilizando diferentes herramientas como por ejemplo: la entrevista, el guión teatral, las representaciones, la noticia, una novela, etc.
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